2016

Querido año,

Una vez más, toca despedirse de ti. Hemos vivido muchas cosas juntos, unas buenas y otras no tanto. Me has hecho madurar y darme cuenta de que lo que los demás piensen dá igual: lo importante es estar feliz conmigo misma. Gracias a ti, he aprendido a no dejarme engañar ni a hacerme falsas ilusiones. He conocido a gente fantástica y me he conocido a mí misma un poquito más. Me has dado buenísimos momentos y personas geniales, y te doy las gracias por eso. Me dá pena que te vayas para siempre, pero yo no me olvidaré de ti.

He aprendido tantas cosas que no sé ni por donde empezar. He aprendido a querer, pero a querer de verdad. Y a reconocer a las personas que valen la pena, y saber distinguirlas de las que no. Y a intentar sonreír más, ser más feliz, ser YO. Me has quitado algunos complejos, pero también me has dado otros nuevos. Me has dado risas, cariño, experiencias nuevas y le has dado mil vueltas al 2015. Aunque no todo ha sido bueno, no me quedo con el sabor agridulce que se llevan otros. Yo me quedo con lo bueno (y como dice Lytos), aunque duela, pues aprendo de lo malo.

No te voy a engañar diciendo que todo ha sido bueno. Contigo se va algún ser querido y mil historias que rondarán mi mente siempre. Me has dado lo que creía que era mi primer amor, pero viéndolo ahora, solo es una caída y una puesta en pie más. Me has puesto muchos obstáculos que creo que he librado bastante bien. Has alejado a algunas personas de mí, y me has hecho cambiar. Nos has hecho cambiar. A veces pensaba que me estabas traicionando, pero supongo que todo esto forma parte de la vida.

Bueno, 2016, debería irme. Ya sabes, mañana tengo un examen y no entra dentro de mis planes estudiar en Navidad.

Un beso y un abrazo lo más cariñosos que te puedas imaginar,

Levi